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jueves, 1 de julio de 2010

Asamblea Constituyente y el Programa del Pueblo

Un aporte del Comité Constructor del Partido Revolucionario



En Chile nunca se ha desarrollado un proceso constituyente verdaderamente democrático, la clase dominante no lo ha permitido, cada vez que la situación nacional se ha visto convulsionada las oligarquía junto a la burguesía han recurrido a alguno de sus múltiples mecanismos para cooptar y desviar las inquietudes sociales, de esa forma han logrado imponer una y otra vez constituciones oligárquicas, burguesas, autoritarias y antidemocráticas que no se condicen con los intereses de las grandes mayorías, con las necesidades del pueblo pobre.

Actualmente ha surgido un Movimiento de Estudiantes y Ciudadano por la Asamblea Constituyente, si este movimiento persiste y se fortalece tal vez se logre llegar a la convocatoria de la Asamblea Constituyente , en tal caso cabría preguntarse ¿qué tipo de A.C. se lograría?, ¿entre quienes se pactaría dicha concesión?

Las Asambleas Constituyentes sirven para hacer nuevas Constituciones, es decir cuerpos normativos que reconocen derechos y establecen la estructura institucional de las funciones del Estado, pero no necesariamente producen algún cambio en la realidad, todo dependerá de quienes participen en ella y como será su funcionamiento.

Las A.C. NO cambian por sí mismas comportamientos ni prácticas políticas. Si los estatutos propuestos para su conformación y funcionamiento son conservadores, oligarcas y burgueses no se conseguirá innovar. En el caso del Chile actual es muy probable que se busquen propuestas fácilmente digerible para la clase política, en tal caso ¿qué garantizaría un supuesto carácter soberano y democrático en la A.C.? ¿como evitar que el resultado sea un estatuto inocuo para el status quo? el cual además daría apariencia de “legitima” al actual status quo, es decir a la situación actual. La correlación de fuerzas en la participación política se encuentra muy inclinada hacia la derecha neoliberal. Si ellos controlan el proceso de convocatoria, funcionamiento y elaboración de una nueva Constitución, los avances en materia de derechos laborales, sociales, ambientales, indígenas, etc. están en peligro. Es demasiado lo que está en juego como para entregarse con una confianza acrítica a la conducción política de un “movimiento ciudadano” que no a demostrando demasiada claridad. Es necesario que los movimientos sociales se fortalezcan, se requiere renovar y afinar estrategias y la mejor manera de hacerlo es desarrollando la conciencia de clase en pro de la independencia de clase necesaria para avanzar sin riesgos de cooptación y para desde allí producir cambios reales.

La idea de lograr la A.C. como una consigna transicional, la que crearía las condiciones para desarrollar el movimiento de los trabajadores, masificarlo y hacerlo democrático se presenta latente, pero si entre los trabajadores existiese una perspectiva política, un programa y direcciones independientes de la burguesía y el Estado, si las actuales burocracias sindicales no fuesen corruptas, podría pensarse en la existencia de un incipiente poder alternativo con capacidad para equilibrar la correlación de fuerzas en el desarrollo de una constituyente, sin embargo observando la realidad del Chile actual vemos que la A.C. es un arma que puede apuntar en muchas direcciones.

De conformarse una Constituyente en un corto plazo los sectores tradicionalmente excluidos de la definición de políticas públicas, lo seguirán estando en esa A.C., puesto que en el Chile actual las masas se encuentran alienadas y dispersas, recién se comienza a asistir a un despertar de ellas, después del eficiente trabajo de alienación realizado por la Dictadura pinochetista/militar y continuado por la Concertación neoliberal.

Si lo que se desea es un proceso verdaderamente democrático es largo el camino que se habrá de recorrer, es necesario comenzar por los cimientos para evitar que la estructura caiga fácilmente, es necesario fortalecer los movimientos sociales del pueblo pobre, de la clase trabajadora con propuestas propias, con discursos propios con independencia de clase.

La consigna de la Asamblea Constituyente vacía no sirve a la clase trabajadora, no debemos olvidar que la A.C. es una institución burguesa por lo cual también tiene sus limitaciones. La consigna de la A.C. del pueblo tendría que presentarse combinada con las consignas del Programa del Pueblo, tendría que considerar el fortalecimiento de la clase trabajadora sin ello se presenta vacía y hasta amenazante.

La sociedad burguesa necesita del parlamento para manejar mejor a la población, frente al evidente deterioro de la imagen, legitimidad y representatividad de esa institución la clase dominante necesita recomponerse. La convocatoria la A.C. puede constituirse en un mecanismo primero inmovilizador en donde se mantendría el status quo mientras se toman los acuerdos de la convocatoria y desarrollo del proceso y lo que es peor aún posteriormente puede ser aprovechado como un mecanismo legitimador de ese status quo. No debemos olvidar lo que pasó con la lucha en contra de la LOCE, tras la cual las maquinaciones del poder llevaron a una L.G.E. que resultó ser un remedio pero que la enfermedad.

Desde el marxismo la consigna de la A.C. es sembrar ilusiones constitucionales en el pueblo, su uso dependerá del análisis critico de la realidad de cada país, sin embargo de usarla ha de hacerse en combinación con las consignas del Programa del Pueblo de lo contrario nada se puede esperar de ella, si bien su uso en una situación pre-revolucionaria es reaccionario, es traición, se acepta para enfrentar una dictadura, el poder de un régimen fuerte que mantiene a las masa atrasadas y dispersas.

La Asamblea Constituyente ha sido usada por el marxismo para hacer avanzar políticamente a las masas más atrasadas, para enfrentarlas al régimen, ha sido considerada para enfrentar a un poder dictatorial, desde esta perspectiva cobraría sentido la consigna de la A.C. para el caso de Chile si tomamos en cuanta que tras la dictadura militar hemos continuado viviendo en una demodictadura, en una seudo democracia continuación de la dictadura militar oligárquica y burguesa. Esta situación a mantenido a las masas en un gran atraso, alienadas y dispersas por tanto se requiere dar impulso al despertar que se observa hoy en día, pero sin apremios ni ansiedades que nublen la visión frente lo verdaderamente relevante, el Programa del Pueblo.

Una A.C. vacía no sirve al pueblo, la consigna de la A.C. debe ir combinada con las consignas del Programa del Pueblo, solo de esa forma es pertinente avanzar en ella. Desde el marxismo, una de las consignas que debiera acompaña a la ASAMBLEA CONSTITUYENTE DEL PUEBLO, es la del pueblo en armas para su defensa una vez formulada ¿existen las condiciones para dicha consigna hoy en Chile?, ¿existe un poder del pueblo, fuerte y organizado que pudiese asumir dicha tarea?. Sin descartar de pleno la consigna de la A.C. creemos que antes se requiere de mayores avances en el desarrollo de la conciencia y organización del pueblo, del Programa del Pueblo para desde allí extraer las consignas relevantes que debieran ir acompañando a la consigna de la A.C. Resulta de gran relevancia asumir el camino largo pero sólido, si los movimientos no consideran los elementos fundamentales, el Programa del Pueblo, solo se corre el riesgo de entramparnos cada vez más en las maquinaciones de la clase dominante.

ASAMBLEA CONSTITUYENTE PERO CON EL PROGRAMA DEL PUEBLO

Tener claras las lecciones del pasado es lo mejor que podemos hacer al construir el Programa del Pueblo, este programa es plantearnos la necesidad de construir las herramientas revolucionarias para emprender el camino de la construcción del socialismo, es plantearnos la lucha por un régimen de transición hacia la revolución socialista nacional e internacional. En un Programa del Pueblo, verdaderamente revolucionario, no hay separación entre reivindicaciones económicas, salariales y reivindicaciones políticas. La lucha reivindicativa debe ir más allá de la lucha salarial. Un ejemplo claro de ello seria la necesidad de conformar consejos de trabajadores en las empresas como un órgano de control obrero de la producción.

El Programa del Pueblo debe plantear la nacionalización de los medios de producción porque sino, no se puede hablar de socialismo, expropiando a las grandes empresas nacionales y multinacionales. Así se podría aspirar a la obtención de sueldos dignos al mejoramiento de las condiciones laborales y al aseguramiento del empleo entre otros.

La estatización de la banca crearía las condiciones para dirigir las inversiones del país hacia planes económicos que realmente vayan en beneficios de las mayorías pudiendo eliminarse también las absurdas tasas de intereses cobradas a los trabajadores.

Con la expropiación de las tierras la producción del campo estaría volcada hacia las necesidades del pueblo y no a las actividades enriquecedoras de unos pocos. Esto significaría reorganizar la producción del agro y bajar el precio de los alimentos y los combustibles.

Construir la democracia de las mayorías, actualmente la corrupción provoca en los trabajadores una justa desconfianza en los políticos. La única forma de resolver esto seria tener otro tipo de régimen, ya esta demostrada la putrefacción de la “democracia burguesa”. En una democracia obrera las mayorías podrían discutir y decidir sobre los temas importantes para todos, tal cual sucedía en los antiguos soviets, en donde los trabajadores discutían y decidían todo a partir de sus propias organizaciones en los locales de trabajo y barrios. Debatían en amplia libertad temas complejos como, por ejemplo, los rumbos de la economía del país, algo imposible en la democracia burguesa de hoy, en la cual solo participan de la discusión y la decisión los pudientes, la clase dominante.

Es necesario avanzar en el Programa del Pueblo en cada uno de los terrenos concretos, en salud, en educación, en trabajo, en cultura y otros.

RAISA

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