¿quieres tener una cuenta?

jueves, 15 de abril de 2010

El SIMCE y la PSU lógicas de dominación, control y exclusión social

Gabriel Gutiérrez.
Red de Estudiantes y Ciudadanos por la Asamblea Constituyente (REDESCHILE)
El sistema educacional chileno ha sido duramente criticado en él último tiempo debido a las desigualdades que este genera, las implicancias económicas que este conlleva y sus consecuencias, el rol que debe jugar el estado y la administración de las diversas instituciones educacionales, entre otros.

Sin embargo pocos o casi nadie ha criticado las estructuras "tradicionales” de educación y la entrega de contenidos transversales, mas allá de los contenidos educacionales y materias especificas y el acceso al sistema educac
ional, el sistema educacional aun mantiene ciertas lógicas de poder que impiden el desarrollo integral de los alumnos , sino que los convierte en autómatas mecánicos destinados a realizar ciertas tareas , cumplir ciertos roles y adquirir ciertos valores, además de aspirar a lograr ciertos status. Las Visiones alternativas a pesar de que existen o son limitadas, o son producto de teorías marginales o si bien son llevadas a cabo, son desconocidas por la mayoría.

La Prueba de Selección Universitaria (PSU) y el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) son 2 formas de reproducción de estas lógicas ya que estas pruebas reproducen lógicas mecanicistas, no enseñan contenidos de fondo, sino sobre una superficie de memoria y poca comprensión, es mas ambas pruebas demuestran ciertos status intelectuales que no necesariamente representan la realidad que muchos están viendo (ejemplo de esto es como se genera un abismo entre quienes sacan mejores y peores resultados mas allá de los status socioeconómico) además, generan un falso imaginario colectivo acerca de la realidad social e individual ( “la PSU decide el futuro de tu vida, “los resultados positivos del SIMCE son producto de la calidad de la educación de los colegios”). Ahora esto no implica querer liberarse de la educación o los sistemas de filtro de la enseñanza de las instituciones educadoras como tal y haciendo un paralelo con la comparación que hace Focuault del estado, los individuos y el poder, habría que aplicar la misma frase que él utiliza pero aplicada a las instituciones educacionales (colegios, universidades y los sistemas utilizados de medición de calidad) no se trata de liberarnos de las instituciones educacionales y del tipo de individualización vinculada a ellas, sino que debemos fomentar nuevas formas de subjetividad mediante el rechazo del tipo de individualidad que se nos ha impuesto a través de estas instituciones
Como diría Foucault la educación constituye un bloque, donde se establecen disciplinas donde existen, ajuste de habilidades, redes de comunicación y las relaciones de poder constituyen sistemas regulados y concertados. La idea entonces es descubrir como funcionan estas lógicas en el sistema educacional chileno, como se establecen lógicas de dominación (o no) y como se establecen las “disciplinas”, todo esto tiene una formación a largo plazo, por lo tanto se busca encontrar el funcionamiento y el alcance de las lógicas (en este caso PSU y SIMCE) que implanta el sistema educacional chileno.

Los sistemas de medición ya sea para medir los niveles de conocimiento a niveles de educación básica o media , dígase PSU o SIMCE arrastran varios problemas , que al final los convierten en lógicas erradas de medición del conocimiento y se desvirtúan de lo que pretenden medir , esto por que los conocimientos que miden estas pruebas , estas sobre valorados en función del rol que estas pruebas juegan en el sistema educacional chileno, en el caso del SIMCE mide la calidad de la educación a nivel de los colegios , o sea una medición colectiva mas que individual, y en el caso de la PSU mide una serie de conocimientos estandarizados que permiten el ingreso o no de un estudiante a la educación superior publica (en la privada no es un requisito necesario) ,por lo que el sistema educacional chileno dirigido desde el Estado, premia a quienes tengan un rendimiento optimo en estas pruebas, lo que no garantiza un rendimiento optimo , a posteriori ya sea en los colegios o en las universidades.

La huella que estas pruebas dejan en el ideario educacional colectivo que construye la sociedad es bastante penetrante, en el sentido de que se les ve como motores de movilidad social y además como verdaderos calificadores de calidad intelectual, creando una falsa imagen de la realidad educativa y social colectiva: “En la actualidad, este mandato social (sustentado desde una creencia de índole mítica) acerca de la educación se manifiesta de diversas maneras.. La mayoría de los padres, sin distinción de nivel socio económico alguno aspira a que sus hijos vayan a la universidad, y que sean profesionales. En los niveles socioeconómicos medios, no pocas familias hacen grandes esfuerzos económicos para solventar los costos de la educación de sus hijos en el sistema privado, esperando, principalmente, que sus hijos puedan obtener, finalmente, buenos resultados en la PSU (Prueba de Selección Universitaria), y así puedan optar a ingresar a una buena universidad (¡ojalá tradicional!).

Los padres aspiran a que en los colegios y liceos a los que asisten sus hijos logren que éstos den los pasos necesarios para que este proyecto de profesionalización se pueda hacer realidad. ( ojala queden en un colegio que obtenga buenos resultados en el SIMCE, por ejemplo) En buena parte de esos «pasos necesarios» para la profesionalización está implícito un plan de disciplinamiento, en el que los jóvenes deben alcanzar ciertas metas: obtener buenas calificaciones, ser “ordenados”, asistir, en lo posible, a un Pre-universitario, realizar ensayos de la prueba de selección universitaria, etc.; para que después de todo este esfuerzo, lograr, por sus méritos, entrar a la universidad. Estos “pasos” hacen las veces de pruebas que sustentarían una meritocracia en el sistema social, tenido en cuenta el status asociado a la educación y a la expectativa de remuneraciones congruentes con este status. De hecho, no pocos comparan a la educación formal de occidente como un rito de iniciación, entre otros, Foucault”(1)
Es necesario cambiar esta imagen que ponen a las pruebas en una posición superlativa que las convierte en procedimientos de poder en la sociedad, que permiten alcanzar a través de ellos ciertos status, que solo obteniendo un buen puntaje , alcanzaremos ese status, por lo que se convierten en mecanismos no solo de disciplinamiento, ya que llevan a los individuos a sostener sus resultados personales en los resultados de la prueba (en el caso del SIMCE esto se da a nivel colectivo en el caso de los colegios) de apoco se deben generar alternativas y ojala en el futuro que estas pruebas no sean el único estándar de evaluación por el cual deban medirse , ya sea la calidad de la enseñanza o el ingresó a la educación superior.
El SIMCE y la PSU terminan siendo mecanismos de poder que en vez de generar mejoras en la calidad de la educación, terminan limitando y mecanizando la capacidad de conocimiento, en vez de mejorar la distribución del conocimiento terminan concentrándolo y limitándolo bajo lógicas de disciplinamiento, por lo que el poder termina por concentrar y desvirtuar el conocimiento y el aprendizaje.

Al final se plantea la necesidad de cambiar los métodos de evaluación para romper con la lógica mecanicista y de disciplinamiento que las pruebas ya sea explícitamente o implícitamente entregan: “Es conveniente cuestionarse si el SIMCE y la PSU deben ser los únicos criterios de logro importantes para el sistema. Otra perspectiva se pregunta por las diferencias y las pertinencias, así como por los valores y la calidad de la educación en un sentido amplio. Si bien es posible pensar ciertos estándares de ciertos ámbitos de aprendizaje medidos por estas pruebas estandarizadas, también es cierto que el sistema se empobrece, que se pierden oportunidades de aprendizaje sistémico, y que las iniciativas, la creatividad y los valores son desaprovechados en un sistema que recoge primordialmente datos estandarizados. Es conveniente buscar estrategias complementarias de evaluación como parte de un proceso de aprendizaje sistémico permanente. Esta propuesta implica que deben incorporarse procesos y metodologías que reconozcan los aportes educativos que no son evaluados por medios estandarizados. Por ejemplo, una modalidad posible de organización es que ciertos profesores, establecimientos o comunas que hayan desarrollado acciones sobresalientes o innovadoras en ciertas áreas educativas prioritarias reciban recursos o financiamiento para evaluaciones y/o sistematizaciones puntuales.”(2)


Bibliografía-Christian Larronda : Las movilizaciones Estudiantiles del 2006 : una respuesta a mitos y esperanzas defraudados(1)
-Ernesto Schiefelbein y Paulina Schiefelbein : Evaluación de los Procesos de Evaluación del Sistema Educativo en Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa pp.44(2)

No hay comentarios:

Publicar un comentario